Quien visita Irlanda se queda literalmente “enamorado” de un país que, para sorpresa de muchos, posee muchos más encantos que sus característicos paisajes verdes. Por ejemplo, muchos de los jóvenes españoles que deciden estudiar en Irlanda se dan cuenta en poco tiempo que las costumbres irlandesas y las nuestras no son tan distintas como pudiera parecer en un primer momento. De ahí que la gran mayoría de los que optan por un programa que suponga la inmersión en Irlanda definan la experiencia como muy satisfactoria.
Muchas personas, por desconocimiento, tienden a identificar el carácter irlandés con el de su vecinos ingleses, y esta es una de las primeras sorpresas que suelen llevarse los que llegan a “la bella Eire” para estudiar inglés en verano. Los irlandeses son alegres, afables y optimistas, y tienen un sentido del humor que les lleva a conectar enseguida con los extranjeros. Al igual que a los españoles, les gusta mucho hablar y compartir tertulias (en su caso, el punto de reunión por antonomasia son sus característicos pubs).
La afición a la cerveza es otro punto que irlandeses y españoles tienen en común. En nuestro caso, las cañas y en el de ellos, las “pintas”, pero siempre en compañía de los amigos. Y es que la sociabilidad es otra de las características que comparten irlandeses y españoles.